Novi@s, otro elemento de nuestra boda que nos hacía mucha ilusión era el pastel. Vimos y probamos muestras miniatura, pero el resultado final no pudimos verlo hasta el gran día. Cuando llegó, apenas unos minutos antes que los invitados, para que estuviera lo más fresco posible, me puse a llorar de la felicidad; como muchos aspectos de la boda, era justo lo que había soñado, y cuando lo probé... ¡wow! Les platico que fue un bizcocho con crema de champaña y maracuyá, y cobertura de queso con detalles en chocolate blanco pintados de dorado. Yo desde el principio quise una vela de chispitas, me encantan las luces doradas, pero mi esposo me dijo que el pastel era tan claro que tal vez lo manchaba la ceniza, así que desistí, y cuál va siendo mi sorpresa que el repostero llegó con una de estas velitas, le preguntamos y dijo que no había ningún problema, así que se me cumplió mi deseo. Queríamos hacer el rito de nosotros partir y servir cada rebanada a los invitados (sólo fueron nueve), pero al partir la primera nos dimos cuenta de que no iba a ser tan fácil, nos dio miedo hacer un desastre y sólo partimos y servimos la primera, para nosotros, y dejamos que los meseros hicieran el resto del trabajo. Les dejo unas fotos.
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