Les cuento que mi prometido planeo un fin de semana romántico en San Miguel de Allende, acordamos que pasaría por mi a las 10 am para irnos y llegar a buen tiempo (queda a 2 horas y media desde nuestro estado), pues bueno, faltando 20 minutos para la hora acordada, me avisa que estaban revisando el carro y una llanta estaba baja, debía ir a la vulcanizadora para repararla, yo estaba molesta porque el ya sabía que iríamos en su carro y no lo reviso días antes, en fin llego una hora y media más tarde y yo molesta, tomamos camino y después de una hora en carretera, la llanta delantera literal explotó, aún no nos explicamos cómo pero pasó
Nos asustamos mucho, pero mi prometido saco la casta, controlo súper bien el carro y bendito Dios no nos pasó nada, se orilló, llamamos al seguro (no hicieron gran cosa, estuvimos 4 horas varados sin agua ni comida (no habíamos desayunado) ya que teníamos miedo de mover el carro pues no teníamos la certeza de que la suspensión no estuviera dañada, algo muy triste es que el llamo a su familia en cuanto pasó el accidente y desafortunadamente lejos de ayudar, solo lo regañaron e hicieron sentir culpable, hablé con mi familia y estaban ocupados pero en cuanto tuvieron oportunidad mi papá y mi mama fueron a casa de mi hermana (nos llamo para decirnos que nos prestaba su camioneta para no cancelar el viaje, la amamos) nos llevaron la camioneta al lugar donde estábamos y ellos se llevaron el carro de regreso con mucho cuidado (no se daño la suspensión).Y así, 4 horas después seguimos el camino, comiendo sándwich que mi mamá nos llevo y agua súper fría, en eso me dice mi prometido, que hizo reservaciones es un lindo restaurante para ese día a las 8pm y si no llegábamos nos harían un cargo de 800 pesos, ya era tarde así que me di prisa pero con precaución, llegamos a San Miguel a las 7 en punto, nos bañamos, nos vestimos y más muertos que vivos nos dirigimos al restaurante donde casi me desmayo de hambre porque esperamos 30 minutos para que nos dieran mesa y nuestro mesero se equivocó con la comida de entrada que pedimos así que moríamos de hambre.
Aún así el gerente nos ofreció disculpas por los inconvenientes y nos regalo un par de tragos deliciosos, el lugar era hermoso y la comida woooow súper deliciosa, para el postre, llegó la sorpresa
Al ver el postre volteo con mi prometido quien estaba de rodillas y que emocioooon.
No tenemos buenas fotos y vídeo del momento ya que mi prometido planeaba que un mesero grabara con el celular pero por pandemia tienen prohibido tomar los celulares de los clientes, gracias a Dios unas señoras estaban grabando en ese momento y después del ajetreo se acercaron para decirle a mi prometido que tenían vídeo, les agradeceremos siempre por esa amabilidad. Y pues bueno, esa es nuestra historia, nos pasó de todo pero al final salió excelente, oficialmente dejo de ser miembro del club sin anillo yei.
