Caminando hacía el altar.
Los tiempo de ahora ya no nos permiten seguir y acatar todas las reglas y tradicionalismos.
Me considero una mujer fuerte e independiente; sinceramente la preparación para la boda ha significado un proceso muy complejo y de mucha introspección, y aunque en el fondo sienta que todas nos emocionamos por dar el gran paso, es imposible no cuestionarnos el porqué hacemos lo que hacemos.
Actualmente me encuentro en el drama de que, a pesar de que hemos decidido mi pareja y yo tener ambas ceremonias (religiosa y civil), ciertas cosas las hemos adaptados. Cuando se me pregunto que quién me iba a entregar quede pasmada, vengo de una familia que no podría decirse tradicional, mis padres se separaron y actualmente no llevo una buena relación con mi padre.
Después de meditarlo y a sabiendas de que mi madre quería tomar ese lugar, tome la decisión de entregarme a mi misma, por lo que significa e implica. La idea de que soy un adulto a punto de dar un paso importante en mi vida, de mi, para mi y mi futuro esposo, para formar lo que sería un nuevo núcleo.
¡Oh drama!, mi madre no se lo tomo nada bien, y aunque discutimos un poco y me ha llamado egoísta, sé que no es algo que pueda mermar la felicidad y emoción que ambas sentimos en estos momentos. No quiero ser una tirana y decir que lo que digo es ley, le comente que me gustaría que respetara mi decisión pues yo ya había (como mencione arriba) sopesado la situación. Actualmente todavía no puedo decirle de manera asertiva.
¿Ustedes que harían? ¿Ya se han encontrado en una situación similar?
Muchas gracias por leerme.