Buen precio, pero sin escatimar la calidad. Nosotros no tuvimos baile, pero aun así la música era muy importante en nuestra boda, así que contratamos a un violinista y a un pianista para ambientar la cena, y el resto del tiempo a un sonidista que se encargara de poner las playlists que nosotros mismos nos encargamos de armar para los diferentes momentos (queríamos a un profesional y no sólo a alguien que pusiera play y stop, porque teníamos indicaciones muy específicas de volumen, tiempos, etc.).