El momento más confianzudo fue algo tierno. Cuando éramos aún amigos me invitó a cenar. Ese día estaba lloviendo y entró un niñito vendiendo las flores más marchitas de la vida. Mi ahora esposo se las compró y me las regaló diciendo que eran las flores más bonitas para la más bella flor😍 y me enterneció mucho. Saliendo de ahí, llovía y yo no traía con qué cubrirme lo suficiente para no mojarme con la ventisca. Él se quitó su chamarra y él sí se mojaba. Yo sí traía paraguas pero el viento y la lluvia vencían a un pobre paraguas para dos. Él había dejado su paraguas en el carro. Me dejó en mi casa y sin darme cuenta él se llevó mi paraguas...pero yo me quedé con su chamarra🙀 Lo bueno fue que de ahí surgió otra cita para devolver sus pertenencias a cada quien
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