por Fabiola Cano
Experimentar el perfecto Vínculo del Amor, el cual es en Cristo Jesús, junto a ti, es la bendición más alta, más profunda y más grande que mi vida ha tenido.
Mi espíritu y mi corazón reciben respuesta en Dios, al entender lo que declara la Palabra, cuando dice que: “No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo” (Juan: 3:27). Se que la bendición de recibirte hoy, como mi esposo viene como regalo de lo Alto, sabe amor, que estoy absolutamente consciente de mi compromiso contigo y de nuestro pacto matrimonial.
Hoy te estás convirtiendo en mi primer ministerio terrenal, soy privilegiada porque el Señor te Escogió, para que seas tu, mi compañero, mi guía y dirección, ese mismo Dios me Seguirá capacitando para ser tu ayuda idónea y caminar juntos en el principio de sujeción, pues ahora eres tu la cabeza de nuestro hogar. Estoy y estaré eternamente agradecida y maravillada con la Fidelidad y Amor del Señor, hoy estoy viviendo, uno de los anhelos mas grandes de mi corazón.
Aprendí directamente del Corazón y Boca de mi Padre Celestial, que los votos matrimoniales no se violan y se que al decidir entrar en ellos, me estoy uniendo a ti para toda la vida.
Hoy, me estoy comprometiendo ante ti, ante nuestros padres, familiares y amigos, en este altar, y bajo la mirada atenta de Nuestro Padre a no dejar de ninguna manera que surja en mi cabeza ni en mi corazón, la posibilidad de alejarnos ni física, ni emocional, ni espiritualmente por ningún medio ni motivo.
Yo te vi, te miré, te conocí, y te aprendí, primero como mi hermano en Cristo y luego como mi amigo. Te he amado como mi novio y continuaré haciéndolo desde este instante como mi esposo, pero por encima de todo, me estoy recomprometiendo a amarte con un amor fundamentado en Dios, el cual me capacitará para reaccionar hacia ti, de una manera que estemos seguros de que viviendo con nuestra mirada puesta en Nuestro Señor, no pondremos en riesgo nuestra esperanza, de encontrarnos en el cielo.
Viviré cada día, recordando este objetivo máximo de nuestras vidas. Oro para que el Señor siga Haciendo de nuestro amor, uno perfecto y eterno.
Votos matrimoniales