Sueño frustrado

Necesito desahogarme. He ido a Mazatlán literalmente desde antes de nacer. Cada año, sin falta. Nos quedábamos en Pueblo Bonito. Mis mejores momentos los pasé en la playa con mi familia. Mi sueño era casarme en esa playa y llevar a mis hijos de vacaciones. Sin embargo, al fallecer mi papá y mis abuelos, con quienes iba cada año, casarme en Mazatlán se volvió un sueño frustrado.

Pero resulta que ¡me caso! En diciembre del año pasado fui a preguntar en la Catedral sobre las fechas disponibles y no supieron contestarme. Llamé muchas veces hasta que logré que alguien me contestara. Me citaron para el 16 de mayo. Pedí la fecha del 2 de noviembre para hacerlo más mágico. Amo mi cultura y la familia de mi prometido nunca ha estado en mi país, así que sería algo especial.
Pensando en prevenir cualquier inconveniente, no reservé ningún lugar hasta asegurar la iglesia. Fuimos a la iglesia y no nos dieron el 2 de noviembre, sino una fecha que no nos convenía. Nos dijeron que fuéramos al día siguiente para cambiarla. Fuimos, pero la iglesia estaba cerrada. Volví a mi ciudad y seguí llamando. Ahora sí nos dieron el 2 de noviembre, pero sin posibilidad de cambios.
Sé que es mi culpa, debí haber pagado el anticipo en el lugar. Quería hacerlo, pero cuando pregunté en Pueblo Bonito, me terminaron vendiendo un tiempo compartido. De un lugar que amaba, luego me trataron horrible al pedir un buffet y pizzas para mi boda, porque me negué a pagar el tiempo compartido.
Sé que es algo inmaduro, pero ahora, ¿para qué cumplir mi sueño? Mazatlán ahora me recuerda el lugar donde me ilusionaron y convencieron. Y esa iglesia donde mi abuela siempre decía "vamos a la iglesia después del mercado". Parece imposibles ahora cumplir ese sueño.