Los irlandeses saben defender sus tradiciones, por lo cual el permiso del 29 de febrero se mantiene en el presente, aunque en tono más festivo que real. Por eso en las ciudades y pueblos de Irlanda pueden verse a muchas damas arrodilladas ante su caballero, declarándole amor y pidiéndole matrimonio. No es obligatorio para el hombre decir que sí, pero en el caso que rechace la petición debe compensar a la chica con un beso y el regalo de un camisón de seda.
En Grecia, en cambio, por mucho tiempo persistió la creencia de que los años bisiestos traían mala suerte a los matrimonios, por lo cual muchas parejas preferían casarse antes o esperar un año para hacerlo.
Otras culturas limitan la superstición a la boda celebrada un 29 de febrero, porque resulta difícil fijar la celebración del aniversario: ¿28 de febrero o 1° de marzo?
En Escocia, donde también las tradiciones y creencias están muy arraigadas, se considera de mala suerte que alguien nazca el 29 de febrero, independientemente de la confusión para celebrar su cumpleaños.
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