Lo contrario de las razones para mantenerse virgen hasta el matrimonio... chequen este testimonio.
Una vez se me pasó por la cabeza la idea de llegar virgen al matrimonio. Y es que vengo de una familia tradicional, eso es lo que desde pequeñas nos dicen es “lo correcto”, y hubo un tiempo en el que estuve muy cerca de la iglesia y hasta llegué a ponerme un lazo blanco en mi muñeca derecha que representaba “pureza”. Ese lazo era una promesa conmigo misma, en donde me comprometía a llegar virgen al matrimonio. Pero, la verdad, es que siempre había tenido curiosidad.
A los 16 años fue mi primer encuentro sexual. No perdí mi virginidad ni nada parecido, pero mi novio (mi primer novio), me tocó uno de mis pechos y yo, aterrorizada, le pegué una cachetada y rompí con él. Lo extraño fue que me había gustado.
Unos días después él me pidió perdón, prometió que no volvería a hacerlo jamás y regresamos. Sin embargo, a las 2 semanas los encuentros comenzaron de nuevo. Duramos un año juntos y nunca nos acostamos, pero hicimos muchas otras cosas. Yo lo disfrutaba, sin embargo, cada vez que algo pasaba le decía lo mismo: “prométeme que no vamos a hacer más esas cosas que hacemos”. Él lo prometía, obvio, pero siempre volvía a pasar. No lo culpo a él, yo también quería.
En mi cabeza solo tenía la idea de que era algo malo. Que mi madre no estaría orgullosa de mi por hacer esas cosas, pero me gustaba, y a pesar de que nunca nos hubiésemos acostado como tal, y más allá del placer que yo sentía en esos minutos, sentía que esa intimidad que habíamos estado teniendo hacía la relación mucho más increíble. Mucho más personal.
De ahí en adelante las cosas empezaron a cambiar para mi. Rompimos, pero después de esto empecé a pensar un poco diferente y a entrar en una profunda duda. Sin embargo, no era fácil ir en contra de todo eso que nos habían dicho siempre era lo “correcto”, hacer eso te decían era un pecado GRAVE o ser una mujer “impura”. Tenía un constante dilema entre “el bien y el mal”. Pero, fui creciendo y la vida fue mostrándome cada vez de manera más clara que la virginidad hasta el matrimonio al parecer no era lo mío, y que definitivamente no era la opción que iba a tomar.
En ningún caso veía la virginidad como algo sencillo que entregaría de buenas a primeras, pero cuando por fin tomé la decisión de entregarme por completo estaba muy segura. Fue con mi tercer novio, uno del que de verdad estaba profundamente enamorada. En realidad, mi primer amor. No fue tan increíble como lo pintaban en las películas, de hecho fue algo extraño, pero nunca me arrepentí.Empezamos a tener una vida sexual relativamente activa, y, cuando terminamos después de 2 años, definitivamente ya comencé a ver la sexualidad con otros ojos.
Me obligué a sacarme ese estigma que tenía acerca de la sexualidad como algo malo, asociado casi que al infierno y el diablo. Me di cuenta de que era algo que realmente disfrutaba, y que era algo completamente natural del ser humano. Era algo que me hacía sentir confiada, segura y empoderada. Me di cuenta también de que era inevitable resistirme a alguien que me parecía atractivo y que además quería. Aunque, también estuve del otro lado. Me acosté con otros dos novios, no muy segura. No sabía si realmente me gustaban, y aún así no me arrepiento.
Me di cuenta de que no tiene nada de malo sentir placer. Me di cuenta de que la sexualidad solo enriquece las relaciones: es una de las pocas cosas que solo quedará entre ustedes. Es una unión increíble que forma maravillosos lazos. Esto, y la atracción, es de las pocas cosas que diferencian una relación de amistad y una de amor.
Me di cuenta de la verdadera importancia de la sexualidad en una relación, por lo que creo que si me caso a ojos cerrados con alguien sin haber tenido relaciones antes, literalmente me estaría casando sin conocerlo completamente, a ciegas. ¿Y qué pasa si después de casados la sexualidad realmente no funciona? El resultado es el mismo como si la comunicación no funcionara. Es igual de importante. Creo que una pareja no puede decir que es 100% compatible si no ha tenido relaciones.
Creo además que si pretendo estar con un hombre el resto de mi vida, quiero también haber estado con otros antes, solo para asegurarme de que este es el correcto.
Además, el humano es por naturaleza curioso, y, si solo ha tenido una experiencia sexual en su vida, naturalmente querrá probar otras cosas. No quiero exponerme a mi, ni a mi futuro marido a una infidelidad solo por no haber experimentado lo suficiente.
Eso sí, todo depende de las circunstancias, experiencias y los parámetros de cada uno. Por ejemplo, si tu primer novio es con quien crees te vas a casar, obviamente puede que no tengas el deseo de probar con otras personas.
No me malinterpreten. En ningún caso estoy promoviendo la sexualidad antes del matrimonio. Esta simplemente es mi opinión basada en mi experiencia. Sin embargo, sí invito a todas las mujeres a sacarse ese ridículo estigma, y a cumplir la promesa de virginidad hasta el matrimonio únicamente si eso las hace estar cómodas y felices, no porque la sociedad lo impone. No porque otro te dice que es lo correcto. Porque a fin de cuentas tú y nadie más que tú eres dueña de tu cuerpo.