Las bodas siempre han sido un sinónimo de fiesta desde épocas ancestrales en México, pero cada región tenía su manera de unir a dos enamorados, hoy te traemos un poco de la tradicional boda totonaca.
Primero que nada y por más extraño que parezca, los antiguos totonacas creían que uno al cumplir los 14 o 15 años ya estabas bueno “pal casorio” por lo que muchísimos jovencitos se unían en matrimonio a esta corta edad.
Pero era toda una aventura, pues el novio primero que nada si quería casarse tenía que comprarle el atuendo de novia, mientras esta era vestida y “ajuariada” por la madrina de bautismo, única persona que podía verla antes de que el novio pasara por ella a su casa y de ahí directo a la iglesia.
Una vez realizada la ceremonia, el camino a casa del novio donde es generalmente la fiesta es animada por un trío de huapangueros que tocan sones con tópicos propios de la ocasión y una vieja y sabia de la región que con una especie de incensario va rociando con humo a los novios.
Ya en la casa del novio antes de cualquier cosa se ha levantado un altar donde estos de frente a las imágenes que han colocado ambas familias de su pasado se hincan y reciben la bendición de ambos padres, y este mismo altar sirve de escenografía a la mesa principal donde ellos se sentarán mientras los invitados les rinden unos sones, son doce y se llaman Xalaktzú, estos son bailados por los mismos invitados, mientras los novios comen su comida especial.
Luego se reúnen para bailar junto con sus invitados y empezar la celebración donde todo el pueblo participa, llega a durar incluso días.