¡Hola!
Ya ando por aquí de regreso después de mi boda. Mi novio y yo vivimos en Guadalajara, pero nos casamos en Durango porque su familia es de allá y nos prestaron un rancho.
Nos fuimos a Durango desde el 12 de noviembre en la noche (la boda era el domingo 17). El clima fue un tema porque durante esos tres días anteriores estuvo muy raro, a veces hacía frío, a veces hacía mucho frío y estaba nublado todo el tiempo. El pronóstico del clima para el domingo era lluvia (en Durango no llueve ni en época de lluvias!)… y pues eso iba a ser un problema logístico porque la capilla es muuuuy chiquita e íbamos a tener gente afuera con sombrillas chinas, pero si llovía las sombrillas chinas no les iban a servir de nada. Total que desde el principio yo eso del clima lo dejé en manos de Dios.
Cuando llegué al rancho parecía zona de guerra: el piso estaba cubierto de yeso, las paredes estaban resanadas pero sin pintar, había un montón de macetas desordenadas (y sin plantas) por todos los corredores, gente subida en andamios… y cuando cayó la noche me di cuenta de que no había luz en los corredores porque estaban arreglando los enchufes y habían bajado los faroles para pintarlos.
La capilla estaba peor… porque dos semanas antes de la boda decidieron cambiar el piso, así que a esa ni me dejaron entrar. Con decirles que el atrio estaba lleno de maquinaria.
Yo SABÍA que iban a terminar en tiempo y la verdad no me preocupaba… pero había muchas cosas que hacer. La verdad es que nunca en mi vida me imaginé que iba a haber tanta gente trabajando para que mi boda fuera un éxito. Solo pensar en eso me conmueve mucho.
Las cosas que más recuerdo de ese día son: darnos cuenta de que se nos quedó la loción y la rasuradora de Rodrigo y tener que ir a comprar ambas; que las flores las mandaron a Colima en lugar de mandarlas a Durango y que nos enteramos de que la florista pensaba que la boda era el 27 en lugar del 17 (por Dios, el 27 era miércoles!).
Al día siguiente el rancho ya se veía más avanzado: fueron a comprar las plantas que hacían falta para las macetas, terminaron de pintar los faroles, empezaron a pintar las paredes y a pulir el piso de los corredores. La iglesia ya tenía el piso terminado, pero sin pulir. Y no había candil… porque lo desarmaron para limpiarlo y no encontraban la manera de volverlo a armar.
Adicionalmente recibimos las flores que cambiaron de rumbo y la florista estuvo trabajando toooda la tarde preparando las bases y los floreros.
En la noche hablé con mis papás, que se iban al día siguiente. Ellos se iban a llevar de Guadalajara mi vestido y el jacket de Rodrigo. Pues cuando le marqué a mi papá me enteré de que mi mamá fue por el vestido a las 7:00pm de ese día para encontrar que el vestido NO estaba listo. Pues en ese rato terminaron de hacer los ajustes, lo plancharon y se lo entregaron a las 10:00pm. Que bueno que no estuve ahí la verdad
El sábado ya la cosa estaba prácticamente terminada: las macetas quedaron acomodadas, mandaron hacer un par de tornillos para terminar de acomodar el candil; me ayudaron a terminar los misales y los numeradores; la florista dejó listos todos los arreglos y todos los ramos de las damas. Además fueron a llevar las mesas, los manteles, los platos, los cubiertos, etc… Durante la mañana yo fui a Durango al salón para que me arreglaran la ceja, me depilaran, me hicieran un facial y me arreglaran las uñas. Ese día llegó gente todo el tiempo: amigos y familia del DF, de Guadalajara, de León, de EUA y hasta de Argentina.
En la noche me fui a dormir a Durango por dos razones: para estar con mi familia y para alejarme del estrés del rancho, que en esos momentos era ENORME. Mi prometido se quedó y cuando me despedí de el le dije: “Si se me hace tarde tu no te preocupes, es que se me hizo tarde… yo voy a llegar, te prometo que voy a llegar”. Porque como hay que agarrar carretera y dependía de la hora a la que saliera del salón, pues yo sabía que andábamos con el tiempo muy cerrado y no quería que se fuera a preocupar.
Pues aquí les dejó la primera parte de mi crónica… se que va muy larga, pero es que de verdad tengo muchas cosas que contarles, ojalá no las haya aburrido mucho
Las quiero!